lunes, 25 de abril de 2011

La resurrección del Sevilla

Un partido con tintes europeos se jugaba el último día de la semana grande de Sevilla. Sevilla y Villareal demostraron, sobre todo el equipo visitante, un buen fútbol... cuando lo hubo. Los lanzamientos de balones al terreno de juego del Ramón Sánchez-Pizjuán eclipsó por completo los tres puntos que consiguió el equipo nervionense ante sus aficionados.

Domingo de Resurrección en Sevilla, día perfecto para que conjunto hispalense se reencuentre con la victoria después de dos partidos sumando un punto de seis posibles. Toda la semana con inestabilidad en cuanto al tiempo se refiere: que si un sol increíble el Domingo de Ramos, que si llueva el Jueves Santo, que si nublado el Sábado Santo... Y llegó el Domingo de Resurrección, con nubes mañaneras, diluvio increíble un par de horas antes del partido y cielo totalmente despejado durante todo el encuentro.

Todos los equipos tienen su campo maldito y, desde luego, el Ramón Sánchez-Pizjuán lo es para el Villareal. De dos veces que ha venido esta temporada, dos veces que ha perdido, recibiendo seis goles en total. De doce veces que ha venido en liga (contando la promoción), ha perdido diez. Esta vez, en el día de ayer, perdió por tres goles a dos, aunque su juego es espectacular. Para mí, el que mejor fútbol hace después del Fútbol Club Barcelona.

Instantes antes del pitido inicial de Undiano Mallenco (con su fiel vasallo Fermín 'el del banderín'), Carlos Marchena, internacional con la Selección Española salido de la carretera de Utrera recibió una placa conmemorativa por su consecución del primer Campeonato del Mundo. Cosa que no fue del agrado de todos los fieles de Nervión, ya os contaré más adelante por qué. Sin embargo, esto me hacía presagiar otra derrota del Sevilla: siempre que se le hace un acto a un jugador rival antes del partido, el Sevilla pierde. Gracias a Dios, me equivoqué.

Parecía que en los primeros compases del partido el Villareal estaba totalmente desaparecido y que no llevaba acabo su juego tan espectacular que os comentaba antes. El gol más tempranero del Sevilla en esta liga fue ayer, en el minuto 8. Una tremenda cabalgada desde el medio del campo 'made in Zokora' y con una gran velocidad punta hizo que los defensas del Villareal le pararan en forma de falta. Falta que Ivan Rakitic transformó de forma magistral, haciendo Diego López la estatua, ya que no pudo hacer otra cosa.


Desde el pitido inicial el Sevilla salió a comerse al Villareal, cosa que no hizo ante el Getafe y Mallorca, por desgracia. Tanto es así que Negredo, minutos después, consigue el segundo para los rojiblancos. Buen desmarque, ganando la espalda a la defensa y un gol de bellísima factura, elevando el balón ante un Diego López que, en esta ocasión, tampoco pudo hacer absolutamente nada.

Conforme pasan los minutos, el Villareal iba de menos a más y hacía desaparecer el gran fútbol que hacía el Sevilla. Buena pegada de los de Nervión en la primera mitad y un juego de rapidez y, aprovechándose de ello, los delanteros del Sevilla, Rodri y Negredo, ganaban contínuamente la espalda de los defensas castellonenses.

Como ya decía, poco a poco el Villareal hacía desaparecer al Sevilla. Tanto es así que en los últimos minutos del primer tiempo, Fazio saca un balón de debajo de los palos evitando así el primer gol del submarino amarillo. Llegamos al ecuador del partido con un resultado más que favorable en el electrónico.

Tras el descanso, todo cambió. El Sevilla esperaba, esperaba y esperaba a un Villareal que se iba al ataque. Acortó distancias por medio de, evidentemente, Carlos Marchena, el de la placa. El hombre que ha repartido a diestro y siniestro durante todo el partido mete un gol que hace florecer los antiguos fantasmas sobre Nervión. Pasó lo que tenía que pasar y ahora era el Villareal quien dominaba el encuentro.

Manzano quita a Rodri (a ver si se da cuenta de una puñetera vez que Rodri no sirve de enganche, sino de delantero centro) y mete a Romaric. Un cambio inexplicable para la afición sevillista que, encima de silbar el cambio, silbó al propio jugador costamarfileño. Pero lo que son las cosas, el tercer y último gol del Sevilla lo mete el mismo Romaric y, ahora sí, momento de euforia para los aficionados que ya no se acordaban de la monumental pitada minutos atrás. Gol a pase del vallecano Negredo que le vino al Sevilla como agua de mayo, porque era el momento en el que el Villareal peor le ponía las cosas al Sevilla.


Once minutos duró con dos goles de ventaja sobre el marcador. Rossi, pedazo de futbolista, anota un auténtico golazo y pone el 3-2 en el marcador en el minuto 72. Con 18 minutos por delante y el Sevilla ganando de uno, se presagiaba lo peor. Zokora no existía y Rakitic no podía abastecerse él solo en el centro del campo.

En los últimos instantes de partido, Rossi disparó al póster después de una jugada en la que un jugador sevillista se encontraba tirado sobre el suelo. Al Villareal, un equipo que yo me creía que era señor, le faltó deportividad. Pitido final, locura en Nervión tras un partido intenso y tres puntos importantísimos para amarrar Europa por octavo año consecutivo.

No obstante y debido a la extensión de la crónica, me gustaría mencionar algunas cositas. No es tolerable el tiro de balones por partes de aficionados o recogepelotas al césped con el balón en juego como tampoco lo es el árbitro. Dicho esto, haré en los próximos días otro artículo sobre algunas cosas que el partido nos ha dejado, extrafutbolísticamente hablando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario