martes, 8 de marzo de 2011

Crónica del desplazamiento a Oporto

Cuando más abrasaba el sol las gorras de cuadritos, nos juntábamos en la parada del bus del aeropuerto la expedición para esta ocasión: tres miembros de la "Vengo a Verte" (A.S., S.M.A.O y E.P.), dos inflitrados (A.P. N.C.) y un miembro de la Vieja Guardia (BIG E.P.) que vino a despedirnos. En torno a las 5 pasábamos dificultosamente los controles para embarcar hacia la capital gallega. Parecía que mis botas de ochomiles y mi minúscula hebilla eran un problemón para los UIP de San Pablo. Tras un paseo por el Relay y un rato sentado en el peyote junto al cartelito de RYAN, embarcamos sin prioridad. Volvimos a coger emergency exit y nos agrandamos ante la azafata cuando quiso amedrentarnos con su perfect english. A lo que un servidor de la causa contestó un: Ok, thanks dejando patidifusa a la azafata centroeuropea. Un twix y una interesante conversación sobre los fosfoyesos y la mujer que confundió el acelerador con la marcha atrás. Eso fue el vuelo de poco más de una hora que nos llevó desde la Ciudad del Betis hasta la Ciudad del Apostol.


Aterrizaje, foto a pie de pista y a por el Iltrapcar. Magnífico trato de la dependiente verdiblanca de Europcar que no puso impedimentos a nuestro cortijeo, lo cual le valió una botella de Ron Velero valorada en 5´29€ cuando abandonamos San Tiago. Arrancamos el coche entre cedes de Estopa y alaridos por el olor a nuevo que desprendía un Touran con pocos polvos en su haber. Nos dirigimos urgentemente hacia Porto, no sin antes dar buena cuenta de un banquete del DIA: pan, pavo, queso, fatatas y bebidas varias. Cuando todo indicaba que ya no pararíamos más, se encendió la bombilla y el que os relata vivió un momento inolvidable. Tuve el privilegio de conocer MerkAsia. Un paraíso para toda la familia. Tres plantas de diversión, cachivaches y objetos inservibles con Bob Esponja serigrafiados en ellos. Ahora si. Próxima parada: Porto.


El viaje fue como siempre. Sentaditos, ordenados y cayendo bien al carril izquierdo cuando los camiones no dejaban salir al equipo. Aunque la apuesta ofensiva por llegar al gol por el camino rápido nos costó caro. Ojalá nos hubiera tocado la Gran Polla del Presidente, que ese fin de semana se corría. Apoquinamos casi 15 pavos en peajes. Es lo que tiene Toallilandia. Tras contar más de 50 pitos verdes en torreones eclesiásticos, aparecimos por Oporto sin escolta. Tras un bonito tour alrededor del estadio, dimos con el Hotel Porto Antas (cuanto antas salgas, mejor). Dejamos los bártulos sobre las camitas y hambrientos nos dirigimos a un establecimiento de comida rápida que no diré que era un McDonalds para no hacer publicidad. Una vez salidos de aquel lugar, que daría que hablar al día siguiente, volvimos al hotel para dar buena cuenta de la primera (y última botella) de ron que compramos. El alcohol nos valió para soltarnos y poder hablar de temas íntimos como el snooker o el reggaeton duro, entre otros temas. Una vez N.C. vio el fondo de la botella, decidimos introducirnos en el sobre lacrado para reponer fuerzas para lo que sería un día inolvidable no sin antes repartir los premios del crack, el dandy, el duro y ¡vaya día! Premios de los que por supuesto no me acuerdo porque me encontraba bajo los efectos del ron patatero y las patatas deluxe.


El miércoles se levantó condicionado por el desayuno incluido como siempre. El barrufet libre fue modesto pero consistente. Monopolizamos la tostadora e hicimos un control estricto sobre el canasto de croissants. Cuando ya reventábamos por las pupilas, nos levantamos, nos cerramos los chaquetones Isla de Piedra y Alfredo Perro y cogimos el camino. Añadimos un miembro (P.M.) a la excursión. Una vez estábamos todos y la cámara echaba fotos sin parar, atrapamos un metro que nos dejó en el centro portuense. No conseguimos encontrar Casa Joao ni sus famosas pringas, pero el paseo por plazas y riberas mereció la pena.


Cuando el expediente cultural estaba más que cumplido, los cánticos de nuestra afición nos guiaron hasta que dimos con la Peña Cultural Sevillista Biri Biri. Progresivamente tuvieron más policía a su alrededor, así que cada vez se lo pasaban peor. Por eso, nos metimos en otro lugar de comida rápida que como antes tampoco diré que era un McDonalds. Una vez llenada la tripa y la garganta gastada de tanto cantar, nos pusimos en modo Terraza y empezamos con el cerveceo.


Decidimos seguir una política de una consumición en cada bar para que ninguno se enriqueciera en exceso y el país progresara en demasía. Cabe destacar el hermanamiento por miradas que tuvimos con aficionados del Lech Poznan, que jugaba al día siguiente en la ciudad amiga de Braga. Ya era mediodía y el lote seguía enfriándose en el quicio de la ventana de la habitación de hotel. Esta vez, cogimos taxis para no enriquecer al metro siguiendo con la política antes mencionada. El taxi nos dejó en la puerta y a partir no me acuerdo de nada.


Creo que Will Smith me dio con una lucecita en los ojos, me empañó las gafas y me borró lo sucedido entre que me bajé del taxi y salí de Oporto. Espero poder recobrar la memoria porque no sé para que fui a Oporto. No recuerdo ningún partido, no recuerdo a nadie amenazándome dentro del propio hotel y tampoco recuerdo que la policía nos escoltase hasta la autovía dirección Santiago.


La vuelta fue diferente a la ida. Llevábamos la renta de haber pagado peajes variados. Por ello, tiramos por los pueblos hasta Santiago. Llegamos a la Ciudad de Caneda a las 2 de la madrugada. Que tarde, ¿no? Pues si. Algo pasaría. Prometo que no lo recuerdo. La Pensión Forni nos acogió amablemente y allí pasamos la segunda noche. Algunos conocieron la noche compostelana y otros decidimos estudiar el teletexto y los programas de Llama y Gana de diversas cadenas.


Despertamos en Compostela y Johnny Bravo amenizaba la siempre incómoda espera para la ducha. Una vez todos limpios, el Obradoiro nos esperaba. Hacía diez años que no visitaba aquel templo y que no daba un frío abrazo a un santo de espaldas. Dicen que es mágico después de hacer el camino. Yo creo que lo mágico será quitarte las botas cuando llegues al keli después del pateo. Pero bueno, esto es una crónica de un grupo de chavales con mucha mentalidad y aquí no caben paseíllos religiosillos por los bosques de nuestra nación. Decidimos tomar pulpo y empanada para adentrarnos en la culturiña galega aún más. Luego, un poco de turismo provincial.


El Multiusos de San Lázaro y el Monte do Gozo, nuestro paradero. Fotos por doquier y aire limpio en los pulmones. Luego solo quedo al vuelta. Un vuelo entre badenes y meriendas a miles de metros de altura.


Por último quiero pedir desde aqui la inscripción urgente de los miembros de la VaV a cursos de fotografía para mejorar nuestros recuerdos visuales. NO A LA AMPUTACIÓN DE PIES Y BRAZOS.

Mención especial al resto de los miembros de la "Vengo a Verte" desplazados por su cuenta: A.M, AJ.B, A.L (Sección Tomares), y amigos sevillistas: N.?, J.P y acompañante.

Un saludo campechano de S.M.A.O.

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