Faltó ambición

Se vió, en la noche de ayer, un Sevilla serio en defensa. Pero es que el Santiago Bernabéu no perdona. Victoria mínima de los merengues a pesar del, creer ellos, robo arbitral. Cierto es que señaló un par de fueras de juegos totalmente legales, y no pitó un claro penalti a Granero, pero también se ahorró la roja directa a Carvalho, siendo Negredo el último hombre. Es el primer árbitro en muchísimo tiempo que no es totalmente imparcial en un partido del Real Madrid en el Bernabéu.



Ya metidos en el partido, el Sevilla salió con una alineación defensiva, con Zokora y Konko en el medio campo, aunque con dos puntas, Negredo y Luis Fabiano. Tal vez ese fue el error. Los primeros compases del encuentro se decantaron por parte del equipo de la capital de España, intentado jugar al fútbol que sabe y puede desplegar, aunque sin conseguirlo, tras una defensa sevillista demasiado seria para lo que venimos viendo en los últimos partidos.

Escudé, en la primera mitad, cabeceó un saque de esquina que estuvo apunto de colarse. Negredo, ay en el segundo tiempo, falló un mano a mano con Iker Casillas, Romaric tiró una falta en la que también tuvo que intervenir el portero madridista de forma magistral, con un Konko un pelín lento. Y, por contra, nos hemos encontrado con un Luis Fabiano calamitoso, totalmente desaparecido del partido.



El Sevilla FC supo jugar un once contra once con aguante y velocidad en las bandas, pero a raíz de la expulsión de Carvalho, todo se vino abajo. Desapareció el juego a la contra que mantenían y el equipo quedó sin las creencias de poder ganar el partido. Y metió el gol Di María, en el minuto 75.

Y siguen las vacas flacas en las bases del proyecto deportivo. Hay que salir de esta situación de derrota tras derrota cuanto antes. Por lo menos, ayer se vió un equipo mucho más unido, con ganas de jugar, pero que la ambición después de ser uno más, nos destruyó. Ahora, el partido de ida de los octavos de la Copa del Rey, contra el Málaga. A ver si hay más suerte.